Me permito robar el titulo de un ensayo escrito por mi madre hace ya algún tiempo, dado que se trata de la descripción perfecta para lo que intentaré transmitirles. Para muchos cocinar implica una obligación rutinaria, tediosa, complicada, etc. Personalmente, soy una ferviente admiradora de las pequeñas ceremonias cotidianas en torno a la comida: desayuno, almuerzo, merienda cena, picadas con amigos, cualquiera de aquellas experiencias que podemos regalarnos a diario sin necesidad de suntuosos manteles o cristalería fina.
Soy una convencida de que, como decía el Gato Dumas, "la cocina debe dar un inmenso placer" y por eso cocino. Simple y sencillamente por el placer que me genera compartirlo con la gente que quiero.
Preparar la cena o cualquiera de las comidas del día es, para mi, un compromiso ineludible con todo aquello que quiero encontrar o transmitir cuando llegue el plato a la mesa.
Para expresarlo mejor me permito seguir tomando las palabras de mi madre: "algo rico no sólo nos reconforta sino que nos transporta a épocas pasadas cuando nuestras madres y abuelas generaban con sus manos y sus dones de eternas alquimistas, aquellas confituras que perfumaban los ambientes del hogar con aromas rebosantes de dulzura y mucho amor."
De eso se trata este blog: de compartir estas pequeñas ceremonias placenteras para que todos los días, un poquito a la vez, los que se animen a preparar algunas de las cosas que desde aquí se difundan sean un poquito mas felices compartiendo en familia o con amigos algo rico.
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